domingo, 20 de noviembre de 2011

Salud natural: LA LECHE, INOCENTE VENENO

Mala leche…


    

En más de una ocasión, se ha hablado sobre ciertos alimentos y lo perniciosos que en exceso son para el organismo.  Es por esto que hoy voy a hablarles de la leche y sus derivados.



¿Se han dado cuenta que el hombre es el único animal que sigue tomando leche después del “destete”? ¿No le parece ilógico, contraproducente o antinatural?



La leche animal y sus derivados se encuentran actualmente entre los alimentos de mayor consumo del mundo. Aunque no siempre fue así: ¿no se ha preguntado nunca por qué existen culturas que desayunan carnes, huevos o cualquier otra cosa menos leche?


De común se habla inmensamente de sus propiedades nutritivas y lo imprescindibles que son para crecer sanos y fuertes. Pero, ¿es eso verdad o una vez más hemos sido engañados, siendo que estos productos no son precisamente salubres?

Si nos paramos a pensar, aunque sea brevemente – y aunque hoy día no esté en boga – llegaremos a una serie de interesantísimas conclusiones. Por ejemplo:

La leche que produce cada especie mamífera es única y está desarrollada específicamente para su especie en sí y no para otra, debido a que cada animal tiene su propia estructura biofísica y sobretodo metabólica.  Los nutrientes que la leche de cada especie productora puede contener han sido creados de una manera específica porque es lo que necesita su cría para desarrollarse. Obviamente la composición de cada tipo de leche varía en función del animal, de la raza, del alimento que haya recibido, de su edad, del periodo de lactancia, de la época del año y del sistema de ordeño, entre otras variables. Explicado de forma sencilla, y para que se haga una idea, tenga en cuenta lo siguiente: Una vaca posee 4 estómagos, ¿Cuántos posee usted? La edad de madurez de una vaca se alcanza a los 2 años y no siguen tomando leche. En los humanos se baraja que entre los 2 y los 7. ¿Por qué nosotros seguimos con la ingesta láctea? Por un factor netamente cultural.  Dicho de otro modo, porque nos lo dicen.
La mayoría de personas cree que tomar leche es nutritivo, de hecho los nutricionistas occidentales – que no otros, añado – la recomiendan para mantener la salud, sobre todo la de los huesos.

Millones de norteamericanos prácticamente la toman en lugar de agua. Sin embargo es precisamente en Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de leche, donde más incidencia de osteoporosis hay entre su población.

El principal componente de la leche es el agua. Su presunto interés nutritivo radica en que además contiene grasas (ácidos grasos saturados y colesterol), proteínas (caseína, lactoalbúminas y lactoglobulinas), glúcidos (lactosa, fundamentalmente), vitaminas (cantidades moderadas de A, D y del grupo B) y minerales (fósforo, calcio, zinc y magnesio).

Según los resultados del Proyecto Cornell Oxford-China de Nutrición, Salud y Medio Ambiente  quedó demostrado – entre otras cosas – que la leche animal desmineraliza a los adultos. Comprobó que las mujeres que no tomaban leche por tomar arroz y vegetales, no padecían osteoporosis. Sin embargo, si introducían la leche en su dieta sus niveles de calcio bajaban y aumentaba la incidencia de esa patología. Insisto: ¿Se ha preguntado alguna vez porque existen culturas en las que se desayunan carnes y vegetales?

El trabajo del doctor William Ellis, ex presidente de la Academia Americana de Osteopatía Aplicada, estableció que las personas que toman de 3 a 5 vasos de leche diarios presentan los niveles más bajos de calcio en sangre. Agregando que tomar mucha leche implica ingerir grandes cantidades de proteínas lácteas y éstas producen un exceso de acidez que el organismo intenta compensar mediante la liberación de minerales alcalinos como lo es el Calcio.
Por otro lado, hay que hablar del principal componente de la leche: La caseína. Los valores de caseína encontrados en la leche – esta de vaca – son  aproximadamente el doble que la leche materna. Pues bien, se sabe que el niño lactante asimila completamente las caseínas de la leche materna… pero no las de la leche de vaca. Tales proteínas sólo se digieren parcialmente por el efecto neutralizador de la leche sobre la acidez gástrica, indispensable para su ruptura. Esto provoca una solución saturada en la que la totalidad de la caseína no ha sido digerida. Siendo que la caseína se adhiere a los folículos linfáticos del intestino impidiendo la absorción de otros nutrientes (de hecho la caseína se utiliza como pegamento para papel o madera).
La leche humana contiene 45 gramos de lípidos por litro de los que el 55% son ácidos grasos poliinsaturados y un 45% saturados. Teniendo, además, un elevado contenido en ácido linoleico, precursor de prostaglandinas y leucotrienos antiinflamatorios.

En cambio la leche de vaca  – la más consumida – contiene un 70% de ácidos grasos saturados y un 30% de poliinsaturados. Una estructura que favorece la formación de prostaglandinas y leucotrienos inflamatorios, en oposición a los antiinflamatorios de la leche humana.

La pasteurización y la homogeneización provocan que las grasas saturadas atraviesen las paredes intestinales en forma de pequeñas partículas no digeridas lo que inexorablemente aumenta los niveles de colesterol y grasas saturadas en sangre. Además el contenido en colesterol de la leche es superior al de otros alimentos famosos por ser ricos en ese elemento. De hecho algunos países ya han retirado la leche de la lista de alimentos fundamentales para la dieta porque se ha observado que los niños que acostumbran a tomar varios vasos de leche al día tienen sus arterias en peores condiciones que los que no la toman. Concretamente como un “fumador” – que  digo yo supuesto – con un estilo de vida sedentario.

En Estados Unidos, según su Departamento de Agricultura casi el 40% de la comida diaria que ingieren los norteamericanos consiste en leche y/o productos lácteos. Lo cual significa que un estadounidense medio toma diariamente sólo con los productos lácteos 161 miligramos de colesterol. Y eso es tanto como ingerir ¡53 lonchas de beicon al día!

A tenor de lo expuesto son cada vez más las voces que alertan de la posible relación – directa o indirecta – entre el consumo de leche y las dolencias que se relacionan a continuación, que aunque es largo de leer considero necesario exponer para tener una idea aproximada de lo que hablo y porqué.
Estas afecciones son:

Anemia ferropénica. La mitad del resto de las anemias que se producen en Estados Unidos están relacionadas con el consumo de leche y sus derivados por los pequeños sangrados gastrointestinales que la leche suele provocar.

Artritis Reumatoidea y Osteoartritis. Está constatado que los complejos antígenos – anticuerpos generados por la leche – se depositan en las articulaciones provocando su inflamación y entumecimiento. Estudios realizados en la Universidad de Florida (Estados Unidos) confirman que los síntomas se agravan en pacientes con Artritis Reumatoidea que consumen leche. Por otro lado, en un artículo publicado en la revista Scandinavian Journal of Rheumatology se afirmaba que en personas afectadas de esa patología que dejaron de ingerir lácteos y tomaron sólo agua, té verde, frutas y zumos vegetales entre 7 y 10 días la inflamación y el dolor disminuyeron significativamente. Agregando que cuando alguno volvía a una dieta “lacto-ovo-vegetariana” los síntomas reaparecían.

Asma. Se sabe que la leche puede estimular la producción excesiva de mucosa en las vías respiratorias y que la alergia a la leche es causa de asma. Además está completamente demostrado que los niños con exceso de mucosidad y dificultades respiratorias a los que se les retira la leche de vaca mejoran de forma sorprendente.

Autismo. Investigadores italianos descubrieron que los síntomas neurológicos de los pacientes autistas empeoran cuando consumen leche en combinación con el trigo (el desayuno de los campeones, vaya). Se cree que los péptidos de la leche pudieran tener un efecto tóxico en el sistema nervioso central al interferir con los neurotransmisores. En sus investigaciones los doctores de la Universidad de Roma notaron una mejoría marcada en la conducta de esos enfermos tras dejar de ingerirla ocho semanas. En su sangre había altos niveles de anticuerpos contra la caseína, la lactoalbúmina y la betalactoglobulina.

Cáncer de estómago. Investigadores del Instituto Nacional de Salud Publica de Morelos (México) encontraron un aumento significativo del riesgo de contraer cáncer de estómago en pacientes que consumían productos lácteos.

Cáncer de mama. La leche está considerada por muchos expertos causa directa de este “tipo” de cáncer. Un dato adicional es que: una de cada 10.000 mujeres muere de cáncer de mama en China (donde no está generalizada la ingesta láctea), mientras que sólo en el Reino Unido las cifras oficiales hablan de una de cada 12.

Cáncer de ovarios. La galactosa – uno de los azúcares de la leche – se  ha relacionado también con el cáncer de ovarios. Algunos investigadores consideran que las mujeres que beben más de un vaso de leche entera al día tienen tres veces más probabilidades de contraer cáncer de ovarios que las que no lo ingieren.

Cáncer de próstata. Un estudio presentado hace más de veinte años en una reunión de la American Association of Cancer Research en San Francisco y publicado en Oncology News ya revelaba, según el doctor Chan (epidemiólogo de la Universidad de Harvard): El consumo de leche y sus derivados está asociado con un incremento del riesgo de cáncer de próstata en los hombres. Explicando que ello se puede deber a que el alto contenido de calcio de la leche hace disminuir la cantidad de vitamina D del cuerpo, encargada de proteger del cáncer de próstata.



Epidemiólogos italianos del Aviano Cancer Center calcularon ese aumento del riesgo y establecieron que es 1,2 veces mayor entre quienes beben de 1 a 2 vasos de leche diaria que entre los que no la consumen. Sin embargo, si se toman dos o más vasos de leche al día el nivel de riesgo de padecer ese cáncer se multiplica por 5.

Cáncer de pulmón. Investigadores holandeses concluyeron en 1989 que las personas que toman tres o más vasos de leche diaria tienen dos veces más probabilidad de desarrollar cáncer de pulmón que los que no la toman. Se ha documentado que existe relación directa entre la hormona somatotropina y el cáncer de pulmón, y entre éste y las dioxinas que contaminan la leche.

Cáncer de testículos. Investigadores británicos descubrieron que también hay relación entre el cáncer testicular y el consumo de leche. El riesgo encontrado fue 7,19 veces mayor que en la población general y aumenta en un 1,39 por cada litro de leche adicional que se consume.

Cataratas. Hay una creciente evidencia de la relación entre el consumo de leche y las cataratas. Según diversos estudios científicos las poblaciones humanas que consumen grandes cantidades de productos lácteos tienen mayor incidencia de cataratas que aquellos que los evitan. Este defecto se ha relacionado con la lactosa y la galactosa. Siendo la relación más evidente entre la mujeres que entre los hombres. El tipo más frecuentemente es la catarata cortical.

Diabetes Mellitus Tipo I. Diferentes investigaciones demuestran que los lactantes alimentados con leche de vaca presentan un mayor riesgo de padecer diabetes insulinodependiente – conocida como diabetes tipo I – desde su niñez. Un estudio publicado en la Revista de Medicina de Nueva Inglaterra identifica la leche como: “elemento responsable o factor desencadenante en algunas personas genéticamente sensibles”. Los médicos que realizaron la investigación descubrieron que los diabéticos analizados tenían unos niveles de anticuerpos más altos de lo normal que reaccionaban con una proteína de la leche llamada suero de albúmina bovina, atacándola como invasora y destruyéndola. Como añadido diré que una sección de esa proteína es casi idéntica a una proteína de la superficie de las células productoras de insulina por lo cual, según afirman, las defensas de las personas sensibles a ella terminan atacando a sus propias células causando así su destrucción y por ende su patología.

Enfermedades coronarias. Numerosos investigadores relacionan algunos componentes de la leche -el colesterol, las grasas, su alto contenido en calcio, la presencia de xantina oxidasa, etc.- con este tipo de dolencias. En el caso de la enzima bovina xantina oxidasa se sabe que sólo causa problemas cuando la leche es homogeneizada y que su daño se centra en los vasos sanguíneos. La posible explicación está en que esta enzima atravesaría intacta las paredes intestinales, se trasladaría a través de la sangre y destruiría el masmógeno, uno de los componentes de las membranas de las células que forman el tejido cardiaco. Uno de esos investigadores es el doctor Kurt Oster, jefe del servicio de Cardiología del Hospital Park City en Bridgeport (Estados Unidos). Durante un periodo de casi cuatro años Oster estudió a 75 pacientes que sufrían angina de pecho y arteriosclerosis. Pues bien, se eliminó la leche de sus dietas y se les dio ácido fólico y vitamina C – ambas combaten la xantina oxidasa – y en todos los casos el dolor remitió, para luego desaparecer.

Estreñimiento. La leche es causa conocida de estreñimiento en niños y ancianos. Su eliminación de la dieta y un mayor consumo de vegetales y fibra suele resolver ese problema. Asimismo, tanto el estreñimiento crónico como las lesiones perianales se han asociado con una clara intolerancia a la leche de vaca.

Fatiga crónica. Según un estudio realizado con niños en Rochester (Nueva York) en 1991 beber leche aumenta 44,3 veces el riesgo de padecer esta enfermedad.

Incontinencia urinaria. Muchos niños que mojan las sábanas ya crecidos dejan de hacerlo en cuanto eliminan de su dieta la leche, los productos que la contienen y los derivados lácteos.

Intolerancia a la lactosa. Para poder ser utilizada por nuestro organismo este azúcar de la leche debe ser previamente hidrolizado y eso se consigue gracias a una enzima llamada lactasa que va desapareciendo lentamente cuando comienzan a salirnos los dientes (aunque parece ser que en la raza blanca la lactasa permanece durante más tiempo que en la raza negra). Algo que podría deberse a la relación existente entre la melanina y la lactasa. Las personas que viven en lugares fríos tendrían por eso la piel más blanca a fin de aprovechar al máximo las radiaciones solares y sintetizar vitamina D para fijar el calcio.

Se ha observado también que en la mayoría de las personas que no producen lactasa o lo hacen a niveles muy bajos la lactosa no hidrolizada pasa al intestino donde es atacada por las bacterias y las consecuencias son fermentaciones, meteorismo, cólicos, diarreas, etc. Todo lo cual provoca la irritación de las paredes del intestino e incluso microheridas con pérdida de sangre. Y si esas pequeñas hemorragias se producen de forma continuada acaban provocando deficiencias de hierro.

Linfomas. Un estudio realizado en la Universidad de Bergen (Noruega) durante año y medio con casi 16.000 pacientes observó que las personas que consumen dos vasos de leche al día presentan un riesgo 3,4 veces mayor de padecer linfomas que los que beben menos. El mecanismo por el cual eso se produce todavía no está claro.



Migraña. Se ha comprobado experimentalmente que cuando se suprime la leche de la dieta de pacientes afectos de migraña se reducen significativamente sus síntomas o dejan de padecerlas.

Oídos, garganta y sinusitis. En 1994 la revista Natural Health publicaba una serie de hallazgos que relacionan a la leche con el aumento de las infecciones de los oídos y la garganta. Los estudios demostraron que las amígdalas y las adenoides reducían su tamaño cuando se limitaba el consumo de leche, cosa que de haberse sabido en 1983 hubiera evitado una más que innecesaria intervención quirúrgica (la mía, verbigracia).

Reacciones alérgicas. La alergia a las proteínas de la leche de vaca se ha definido como “cualquier reacción adversa mediada por los mecanismos inmunológicos a una o más de las proteínas de la leche (caseína, alfa lacto-albúmina, betalactoglobulina)”.

Sangrado gastrointestinal. El sangrado gastrointestinal secundario a la intolerancia a las proteínas de la leche de vaca en niños ha sido adecuadamente documentado. Tan serio es el sangrado que se le coloca como una de las causas más comunes de anemia en niños.

Síndrome de mala absorción. Investigadores de la Universidad de Helsinki (Finlandia) han comprobado la relación entre las proteínas de la leche y el daño a la mucosa intestinal. Este daño es el responsable del síndrome de mala absorción que se caracteriza por diarreas crónicas, vómitos y retardo del crecimiento.

Trastornos del sueño. Estudios realizados en la Universidad Free de Bruselas entre los años 1986 y 1988 confirmaron la relación entre el consumo de leche y los trastornos del sueño en los niños. Este y otros estudios han hallado relación entre la alergia a la leche y los problemas para dormir. Todos los síntomas mejoraban cuando se excluía la leche de la dieta y empeoraban cuando era reintroducida. El tiempo promedio para notar la mejoría era de cinco semanas. La agitación propia que manifestaban esos niños también mejoró.

Úlceras pépticas. En el pasado se aconsejaba tomar leche a las personas que padecían problemas estomacales, en especial en caso de úlceras. En la actualidad esa práctica se desaconseja por considerarse peligrosa y porque se sabe que la leche y sus derivados agravan todos los síntomas. El alivio temporal que sentían esos pacientes se podía deber simplemente al hecho de que normalmente la leche se tomaba fría y era la temperatura del líquido lo que hacía mejorar la situación transitoriamente.

Además de las expuestas existen otras situaciones y dolencias que se relacionan con la ingesta de leche. Por ejemplo la acidosis láctica severa asociada a la alergia a la leche de vaca, el aumento del riesgo de preeclampsia en mujeres sensibles, la dificultad de aprendizaje en niños o el exceso de estrógenos que debido a la alimentación de la res se ingiere con cada trago de leche.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Salud natural: EL AZUCAR BLANCO

Por millares de años el ser humano satisfizo el gusto por el sabor dulce con fruta fresca, fruta seca y miel de abejas. Todos alimentos naturales que no contienen sólo azúcares, sino también vitaminas, minerales, enzimas, ácidos orgánicos, proteínas, agua, etc. Sin embargo hoy, la sacarosa contenida en el jugo de la caña de azúcar (refinada y cristalizada) ha desplazado a las fuentes naturales de azúcares y es utilizada en enormes cantidades en infinidad de procesos industriales. Tanto se ha radicado psicológicamente el consumo de la sacarosa, que una familia tipo no resistiría más de un día sin su presencia. O sea que se ha convertido en una verdadera droga.
Dice el Dr. Bruker, investigador alemán y autor de un libro sobre el tema: "Mi experiencia de decenios investigando sobre el azúcar blanco me permiten concluir que esta sustancia es capaz de crear un estado de adicción, del mismo grado que el ocasionado por drogas como la nicotina, el alcohol y el café. Existen estudios realizados en Estados Unidos que lo demuestran, pero que no se han hecho públicos por motivos económicos".
Como todas las drogas, el azúcar blanco, además de no beneficiar al organismo y no aportar ningún elemento nutritivo y vital, resulta altamente dañina. Es un verdadero peligro para la salud pública, por ser fuente directa o indirecta de muchos padecimientos "modernos": caries dental, acidificación de la sangre, cáncer, descalcificación, arteriosclerosis, cálculos dentales, cálculos renales, infarto de miocardio, diabetes, obesidad, acné, úlcera de estómago, colesterol, tensión nerviosa, problemas de circulación, hiperexcitabilidad, degeneración hepática, etc...
Muchos se preguntarán porqué resulta tan nocivo este derivado de la caña, cultivo originario de la India que los españoles introdujeron en América. La respuesta: la sustancia que hoy conocemos como azúcar poco tiene que ver con la planta original. Se trata sólo de sacarosa "purísima", privada de impurezas, de vitaminas, de minerales, de enzimas y de todo elemento vital, uno de los más importantes, el magnesio.
O sea, una sustancia química completamente artificial. Una vez ingerida (y a diferencia de cualquier otro alimento) se transforma completamente en energía, sin dejar siquiera trazas de residuos: nada de proteínas, grasas, almidones, vitaminas, ni minerales. Es decir que aporta calorías vacías. Como otras sustancias químicas puras, la sacarosa excita el organismo con su carga energética inmediata, pero lo enerva y lo debilita, haciendo trabajar en vacío todo el aparato metabólico. Pero lo más grave es que para su metabolización el organismo debe emplear reservas orgánicas de vitaminas, amionoácidos y minerales, empobreciéndose. Las investigaciones (escasamente difundidas por cierto) indican que no solo el abuso, sino el simple uso de la sacarosa pura, predispone el organismo a las modernas enfermedades de la civilización. Indígenas de África y Asia cuando consumen azúcar refinado sufren las mismas enfermedades de los occidentales más golosos y sacarodependientes. Sin embargo en estudios hechos en Sudáfrica sobre muestras de orina de 2.000 trabajadores de plantaciones de caña de azúcar, no se hallaron trazas de glucosa pese a que en promedio mascaban 2 kg diarios de caña, o sea que ingerían unos 350g de azúcar. La explicación: mientras la caña mascada es un alimento natural y relativamente completo, el azúcar refinado es un producto extraño y nocivo para el organismo. Otras investigaciones realizadas en África e India muestran que la diabetes es desconocida en pueblos que no incluyen carbohidratos refinados en su dieta.
El azúcar blanco resulta particularmente nocivo para los niños, los ancianos y las mujeres, ya que roba del organismo calcio y sales minerales (sobre todo cromo). Esto sucede pues la sacarosa se une al calcio presente en la sangre, formando sucrato de calcio que se elimina por intestinos y riñones. También roba vitaminas y enzimas, necesarias para su desdoblamiento (la sacarosa es un disacárido que el organismo debe convertir en compuestos simples como glucosa y levulosa). Detallados estudios demuestran que cada vez que ingerimos sacarosa, para su metabolización agotamos reservas orgánicas de preciosos aminoácidos (triptofano y metionina), de vitamina B (sobre todo B5, B6 y B12), vitamina PP y minerales. De allí que se defina al azúcar blanco como un verdadero "ladrón" del organismo.
¿QUE OCURRE EN LOS INGENIOS?
Es importante comprender lo que sucede en los ingenios azucareros, donde ingresa un producto noble como la caña y sale algo tan desvitalizado como la sacarosa. Dejémonos llevar por la explicación calificada del Dr. Jaime Scolnik, quién en su libro "La Mesa del Vegetariano" hace un minucioso análisis técnico del proceso, luego de haber visitado varios establecimientos: "Una vez extraído el jugo de la caña en un trapiche y descartada la fibra vegetal (bagazo), se lo cuela, se lo clarifica con anhídrido sulfuroso y cal, se lo lleva a 100°C y se lo filtra agregándole tierra de infusorios y ácido fosfórico, descartándose los residuos sólidos (cachaza). El jugo resultante se concentra, obteniéndose un jugo espeso (melado). Este melado se evapora nuevamente al vacío y se cristaliza la sacarosa, separándosela de la miel residual. Los cristales obtenidos se blanquean con azul de ultramar a fin de eliminar la coloración amarillenta de los residuos de miel intercristalina o de sales de hierro. Esta es llamada azúcar de 1° y tiene un 99% de pureza en sacarosa. La miel resultante (llamada de 1°) se somete a una nueva cocción, obteniéndose azúcar de 2° (con una pureza del 97%) y miel de 2°. Esta última se vuelve a cocinar resultando azúcar de 3° (con un 94% de sacarosa) y miel final o melaza".
"La melaza es una miel agotada (continua Scolnik) aún con un 30% de azúcar, pero al no poder cristalizarla se la destina a producir alcohol o alimento de hacienda. En cambio el azúcar de 3° se vende habitualmente con el nombre de "rubio" o "moreno", estando muy lejos de ser un producto integral o natural, sino más bien un producto residual de la fabricación del azúcar blanco, cargado de impurezas y residuos industriales. Siendo blancos los cristales de sacarosa, la coloración del azúcar rubia se debe a la capa de melada que recubre a los gránulos y cuya intensidad depende de la pureza del jugo de origen. La presencia de dicha capa es fácilmente demostrable al lavar este azúcar repetidamente en agua; allí se ve como desaparece el color original (rubio o moreno) y los cristales se vuelven blancos. La melaza que reviste a los granos contiene: sulfito de calcio, sales resultantes de la combinación de cal y azufre, hidrosulfito de sodio, ácido fosfórico, carbonato de sodio, etc".
"Mientras que el azúcar de 3° no sufre un ulterior proceso de refinación -dice Scolnik- los azúcares de 1° y 2° son refinados, no porque los ingenios defiendan la salud del consumidor, sino para poder conservar en mejores condiciones el producto. En efecto el azúcar en terrones contiene sales higroscópicas que absorben agua del aire, tornándolo húmedo y de mal aspecto".
"Comprendo (prosigue Scolnik) la dificultad de difundir estas sencillas pero grandes verdades. En primer lugar por el desconocimiento que reina en materia de alimentación racional, no sólo en el ciudadano común sino también en la clase dirigente y aún en los mismos médicos. Por otra parte por la acción formidable de los intereses creados. Las industrias exigen que el consumo de azúcar siga incrementándose y en ese aspecto conviene que la gente esté desinformada. Además la industria conoce la debilidad del consumidor por aquello que agrada más a la vista o al paladar, sin tener en cuenta el verdadero valor alimenticio. Muchos pueden pensar que mi discurso puede resultar peligroso, dado que los ingenios y el cultivo de la caña dan empleo a mucha gente. Pero esto es falso, pues la caña podría ir siendo reemplazada por la fruticultura y la apicultura, dos actividades que tienen un excelente potencial en la actual zona cañera y que además poseen la ventaja de ofrecer productos más sanos y nutritivos".
¿EXISTE UN AZUCAR INTEGRAL?
El mismo Dr. Scolnik clarifica respecto a los llamados azúcares integrales. "Demostrado que el azúcar rubio no merece el nombre de integral o natural, hay antiguas alternativas que preservan los valores nutritivos del jugo de la caña de azúcar. Un procedimiento (llamado mascabado) consiste en cocinar el jugo de caña para concentrarlo (evitando su fermentación), obteniéndose un residuo sólido que, molido, da lugar a un verdadero azúcar integral" (panela, raspadura, rapadura, atado dulce, chancaca (del quechua chankaka), empanizao, papelón, piloncillo o panocha).
Este proceso fue introducido en nuestro territorio por los jesuitas. De allí que se difundiera el uso del azúcar mascabo en el sur de Brasil. Misiones en cambio fue perdiendo esa tradición al concentrarse toda la actividad azucarera en Tucumán y al no haber precio del producto. Por suerte ahora pequeñas cooperativas de agricultores misioneros han vuelto a cultivar la caña, en forma orgánica, incorporándole el valor agregado de la artesanal elaboración del azúcar mascabo. Esta tarea se realiza manualmente con paletas de madera en pailas de cobre y permite disponer de un genuino azúcar integral, que conserva todos los componentes de la caña (panela, raspadura, rapadura, atado dulce, chancaca (del quechua chankaka), empanizao, papelón, piloncillo o panocha).
OTRAS ALTERNATIVAS
Además de estas opciones, existen otras fuentes naturales para endulzar. Una de ellas es la miel de abejas, sobre la cual expresa Scolnik: "Es un alimento orgánico, vivo y no una sustancia muerta como el azúcar industrial. La miel, en lugar de robar, aporta al organismo: calcio que nutre y fortalece los dientes y los huesos; hierro que enriquece los glóbulos rojos de la sangre evitando la anemia; aceites esenciales y balsámicos que desinfectan y tonifican las vías respiratorias; ácido fórmico que es un poderoso antiséptico; vitaminas que son sustancias indispensables a la salud; fósforo que es un tónico para el sistema nervioso; glucosa, fructosa, diastasas, dextrina, albúminas, etc. La miel de abejas puede sustituir al azúcar en todas sus aplicaciones, aunque es obvio que la cocción destruye enzimas y vitaminas".
La principal fuente natural de azúcares son las frutas, siempre mejor si consumidas frescas, pues además de la fructosa y minerales aportan enzimas y vitaminas. También pueden utilizarse numerosas frutas secas (pasa de uva, dátil, higo, pera, durazno, damasco, ciruela, etc.) donde la evaporación del agua permite mayores concentraciones de azúcares y por tanto intensos sabores dulces naturales.
Otra fuente de azúcares y un redituable reemplazo de los snacks a base de sacarosa, son las semillas (crudas o tostadas) como: girasol, nuez, maní, almendra, castaña de cajú, nuez de pecán, castaña de pará, sésamo, etc. Es muy saludable habituar a los niños al consumo de frutas secas y semillas en lugar de caramelos, chocolates y golosinas. Además de beneficiar su estado general de salud, lograremos que redescubran los verdaderos sabores naturales, cada vez más "tapados" por los saborizantes sintéticos producidos con químicos para nada inocuos y en muchos casos hasta cancerígenos.
Para los diabéticos existe también un endulzante natural que a su vez reduce la tasa de azúcar en sangre. Nos referimos a la Yerba Dulce (Stevia rebaudiana) que entrega su poder endulzante a través de infusión en líquidos calientes, sin aportar hidratos de carbono ni los perjuicios de los edulcorantes sintéticos. Esta hierba ve potenciado su efecto cuando se la asocia a otras hipoglucemiantes como la pezuña de vaca, la higuera y el sarandí blanco.
Es interesante comprobar que pueden elaborarse exquisitos productos (dulces, bombones, galletitas, etc.) prescindiendo del azúcar blanco, reemplazándolo por integral, miel o yerba dulce. Se obtienen así nuevos sabores y altos valores nutricionales.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Cuentos con mensaje : El árbol de los problemas

Había contratado un carpintero para ayudarme a reparar mi vieja granja. Él acababa de finalizar su primer día de trabajo que había sido muy duro. Su sierra eléctrica se había estropeado lo que le había hecho perder mucho tiempo y ahora su antiguo camión se negaba a arrancar.


Mientras lo llevaba a su casa, permaneció en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia. Nos dirigíamos a la puerta de su casa y se detuvo brevemente frente a un precioso olivo centenario. Tocó el tronco con ambas manos.
Al entrar en su casa, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara sonreía plenamente. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. La energia había cambiado completamente. Posteriormente me acompañó hasta el coche.
Cuando pasamos cerca del olivo, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo visto cuando entramos.
- Ese es mi árbol de los problemas, – contestó
- Sé que no puedo evitar tener problemas durante el día como hoy en el trabajo por ejemplo, pero no quiero traer estos problemas a mi casa. Así que cuando llego aquí por la noche cuelgo mis problemas en el árbol. Luego a la mañana cuando salgo de mi casa los recojo otra vez.
- Lo curioso es, – dijo sonriendo – que cuando salgo a la mañana a recoger los problemas del árbol, ni remotamente encuentro tantos como los que recuerdo haber dejado la noche anterior.

Maestro: si te centras en el ahora desaparecen todos los problemas.
Fuente: autor desconocido

martes, 15 de noviembre de 2011

¿Qué es la Terapia Biomagnética?

La terapia Biomagnética o Biomagnetismo consiste en el tratamiento de enfermedades mediante el reconocimiento de ciertos puntos de energía alterados, por la presencia de Bacterias, Virus, Hongos y Parásitos que son la causa de malestar o enfermedad en la gran mayoría de los casos.
Una vez identificados los puntos alterados se procede a la aplicación de imanes comunes de mediana intensidad por un tiempo que variable según cada paciente.
En ocasiones el Biomagnetismo o Terapia Biomagnética se relaciona con equipos tecnológicos avanzados, con electricidad, o con procedimientos invasivos o dolorosos. Por el contrario, éste es un método extremadamente simple e inofensivo, donde se utilizan sólo imanes y el paciente no padece molestias de ningún tipo durante el procedimiento.

¿En qué se basa la Terapia Biomagnética?

La Terapia Biomagnética o Biomagnetismo se basa en la teoría del "par biomagnético" descrita por el Médico Mexicano Dr. Isaac Goiz Durán.
Ésta define al par biomagnético como el conjunto de cargas que identifican una determinada patología y que se encuentran constituidas por una carga positiva otra negativa y que se forman a expensas de una alteración fundamental del pH de determinados órganos.
Nuestro organismo trabaja y se encuentra en salud plena cuando el pH de nuestros órganos es neutro (pH=7 +- 0,3) Cuando por alguna razón se produce la infección de un determinado órgano y este se polariza hacia positivo (exceso de H+) en ese mismo momento se produce una polarización de signo contrario por resonancia bioenergética en un órgano distinto, que mantiene el equilibrio bioeléctrico de nuestro cuerpo.
Según esta definición la acción de virus y hongos se desarrolla en un ambiente de pH ácido y por el contrario bacterias y parásitos se desarrollan en un ambiente de pH alcalino. Esta alteración en el pH provoca en una primera etapa una malfunción para luego dar lugar a procesos degenerativos que culminan con la lisis o dispersión de tejido o bien con procesos cicatriciales, todo esto es lo que definimos como enfermedad.

¿En qué nos puede ayudar la Terapia Biomagnética?

El Biomagnetismo o Terapia Biomagnética permite, en primera instancia, identificar por medio de un método cualitativo e indirecto, los pares biomagnéticos; identificando con ello la etiología del cuadro presente en el paciente.
Luego se colocan los imanes en los puntos en los cuales existe esa alteración de pH, permitiendo el restablecimiento de un pH neutro que ayudará a que nuestro organismo y su sistema inmune recuperen la normalidad en el tejido u órganos alterados.
Hasta la fecha hay descritos mas de 300 pares que identifican a determinadas patologías. Así mismo la interacción de estos pares identifica a patologías más complejas, todas ellas tratables en mayor o menor medida con Biomagnetismo o Terapia Biomagnética.
Los campos irregulares pueden modificarse por medio de imanes para restablecer el equilibrio tanto Biomagnético (frecuencias celulares) como bioquimico (pH neurotransmisores, neurorreguladores, hormonas y enzimas).

El método supone que la gran mayoría de las enfermedades son provocadas por una infección, ya sea micro, es decir subclínica, o macroinfección a nivel manifiesto.

Con Bioenergética se pueden rastrear y corregir los aspectos psicológicos, sofrológicos, emocionales y espirituales. También se puede preguntar directamente por las alteraciones hormonales, carenciales y nutricionales.

Independientemente se pueden incluir los diferentes estadios de los fenómenos tumorales de los accidentes vasculares, de los espacios potenciales, de la integridad ósea, muscular, neurológica, cardiovascular, digestiva o pulmonar, es decir, es ilimitada la inducción y respuesta del organismo al cuestionamiento del terapeuta.

Y el Dr. Goiz concluye, cabe señalar que el caso de los fenómenos patógenos o disfuncionales soportados por pares biomagnéticos, se puede conseguir su normalización por la inducción biomagnética; pero en el caso de los fenómenos que no están soportados por pares biomagnéticos o bioenergéticos y que solo existen como información bioenergética, tienden a desaparecer cuando se les descubre y pasan al estado consciente y se superan o se perdonan, ya que tanto en el estado consciente como inconsciente, no se olvidan.

Origen e historia de la Terapia Biomagnética

Mientras se encontraba trabajando en el Instituto nacional de Neumología en Ciudad de México en 1970 el Dr. Isaac Goiz se vio obligado, por muy graves carencias en el suministro de materiales y de organización, a trabajar con terapias médicas de tipo alternativo, como son la acupuntura, la auriculoterapia, la reflexología y otras. Los resultados obtenidos le convencieron de que hay soluciones terapéuticas eficaces en el mundo de las denominadas terapias complementarias o alternativas.
Posteriormente en 1988 recibió una invitación para participar en el primer curso sobre Biomagnetismo que organizó la sociedad de medicinas alternativas de Guadalajara (México), teniendo en aquella ocasión la oportunidad de oír hablar al Dr. Richard Broeringmeyer acerca de terapias energéticas, terapia polar y la importancia del pH en la salud de las personas. Este conocimiento dio las bases para que el Dr. Goiz pudiera investigar y luego dar a conocer su teoría del Par Biomagnético, la que desarrolla in extenso en su tesis publicada en el año 1988.
En la actualidad el Biomagnetismo se aplica con singular éxito en Alemania, Estados Unidos y en muchos países iberoamericanos como arma fundamental para restaurar la salud de los pacientes, incluso, en algunos casos, como parte de las terapias avaladas por los servicios estatales de salud.
En España somos un grupo creciente de Terapeutas que estamos dando a conocer esta maravillosa técnica que permite un rápido y efectivo restablecimiento de la salud de forma segura y efectiva.